Hola a todos y bienvenidos a mi página.

 

La verdad es que desde pequeña me ha gustado mucho hacer cosas manuales. Me encanta hacer cosas detalladas y prolijas. De a poco me fui adentrando en el mundo de la cocina y me fui maravillando de la cantidad de desafíos y posibilidades de inventar, explorar y experimentar con ella. No solo con los sabores, si no que también con las formas y los diseños. Me acuerdo de la primera vez que hice galletas solita. Tenía unos 9 años. Agarré un libro gordo y grande que teníamos de cocina, cuyas fotografías amaba. Hice la receta a mi pinta y me dispuse a intentar hacer un tablero de ajedrez con la masa. Resultó excelente. Recibí las mejores críticas. El problema fue que, aunque la primera bandeja salió perfecta del horno, la segunda no. Se me quemó enteeeeera, porque me fui a ver televisión jajajaja. 

 

La mayor parte de mi infancia la pasé en un pueblo pequeño llamado Coya, que se encuentra en la precordillera de los Andes, en Chile. Me encanta este lugar. Es muy tranquilo, escuchas las hojas mecerse con el viento, los pájaros cantar, respieras aire de montaña y estás rodeado de naturaleza hermosa.

 

Siendo sincera, me encantan los desafíos.

A los 17 años me fui sola a Norteamérica. En Canadá, Rob, Denny y Mary me introdujeron a comida asombrosa, de diferentes nacionalidades y orígenes. Sabores propios de cada región del mundo que es imposible olvidar. En Estados Unidos, Nancy me confió su cocina, compartiendo conmigo sus increíbles recetas, algunas de las cuales, siguen siendo las favoritas en mi casa.

 

Entré a estudiar Bioquímica en Santiago, Chile. Me encanta la ciencia, es súper interesante y desafiante... pero igual es dificil.  Trabajé en varios laboratorios, en temas y modelos de estudio diversos, desde Alzheimer hasta bacterias que extraen cobre. Aunque, debo decir que mi pasión por la cocina también me llevo a estudiar bioquímica de alimentos y microbiología de alimentos.

 

A los 21, por mis estudios, me fui a hacer un intercambio en la Universidad de Sydney, Australia. Fue una experiencia increible. Conocí miles de culturas y sabores en solo un país.

Algo que me llamó mucho la atención eso si, fue lo sano que son para comer. Muchas de las cosas que vendían en los supermercados eran bajas en azúcar, bajas en grasas, sin preservantes ni colorantes... lo extraño.

 

Hace poco, me fui a hacer mi tésis en Alemania, y ahí... engordé. Me es imposible no probar los platos propios de cada lugar, las especialidades. Tantas cosas ricas!
Viajé por Europa comiendo el famoso baguett, postres y queso en Francia, helado, pizzas y focaccia en Italia, el cerdo, la cerveza y el chucrut en Alemania, el chocolate belga, suizo y austriaco... tantos lugares y sabores exquisitos... Cada vez que pasaba por una pastelería, cafetería, bakery u otra cosa parecida, entraba.

 

Amo hacer lo que hago.

Me encanta poder crear algo que te lo comas con la boca y con los ojos.

Arte delicioso.

Una experiencia exquisita.